Autoretrato de Fernando Marcos.
¡Adiós amigos, hasta la hora soberbia de los esqueletos!
Lejos de mi patria recibo la noticia de la partida de mi amigo, el gran pintor y muralista Fernando Marcos Miranda.
Integrante de la distintiva Generación del ’38, Fernando Marcos ( Valparaíso, 19 de Septiembre de 1919 - Santiago, 21 de Marzo de 2015) cristalizó en su obra pictórica un estilo único donde confluyen diversas técnicas y escuelas y que encuentra, quizás, en su serie de Rapa Nui o bien, en sus murales santiaguinos, las características más propias de su arte, de aquellos trazos definidos por los colores móviles y el lenguaje silencioso y líquido de las formas.
Fernando Marcos ha logrado un estilo propio y definido que es en realidad, la plasmación de su visión: Allí están los trazos inspiradores del Macchu Picchu eterno; los mitos del amor y los misterios del «Ombligo del Mundo»; la historia nacional en el evocador mural El Encuentro o el proyecto mural sobre los trenes que nos transportarían a la geografía mágica del país; la singular obra-secuencia sobre el terremoto de Chile de 2010 o bien, los retratos de personalidades –algunas famosas y otras, en tanto, del más completo anonimato– como genuina expresión de su arte.
Los maestros muralistas mexicanos Diego Ribera y David Alfaro Siquieros ejercieron gran influencia en la visión artística y social de Fernando Marcos, influencia que supo desarrollar y proyectar en Chile, pues sus murales son aspiración y demanda de justicia social.
Su arte evoca; es una llamada desde los trazos definitivos y los colores en movimiento.
Esto es Arte. Manifestación espiritual, búsqueda, conocimiento, transmutación de las formas y los colores; creación, inmersión y recuperación de la consciencia del hombre y del mundo.
Conocí a don Fernando hace más de quince años, cuando junto a don Carlos Barreto, intentábamos publicar los escritos de Héctor Barreto, el genial cuentista de las historias ociosas de un Santiago ya casi olvidado. ¡Cuántas conversaciones en distintos lugares que nos remontaban a aquella época cuando jóvenes idealistas anhelaban mejorar las condiciones sociales del país, o bien, cuando intentaban encontrar uno de los accesos a la Ciudad de los Césares! Así recorrimos San Diego, Avenida Matta, Serrano, Copiapó, Coquimbo y muchas otras calles y pasajes de aquel Santiago donde primaba la religión de la amistad y que hoy ha devenido en una ciudad sin alma.
Recuerdo como si fuera ayer, los relatos de las aventuras y desventuras de Héctor Barreto, Julio Molina, Santiago del Campo, Miguel Serrano, Homero López, Omar Cáceres, y Jaime Rayo –entre otros–. Artistas únicos y extraordinarios quienes expresaron en su arte la revelación de la vida y las aspiraciones de sus existencias.
Una vez, también, recorrimos la calle Lira donde se encuentran los rieles que nos conducirían a la inaccesible Ciudad de los Césares.
¿Cómo olvidar las historias ociosas, el Arquitecto Inmóvil, Defensa del Ídolo, Sombra y Sujeto o Ni por mar ni por tierra? Como símbolo a ellos, a la Generación del ’38, don Fernando ha ilustrado los cuentos de Héctor Barreto y los poemas de Omar Cáceres y Jaime Rayo, obras que permanecen aún inéditas.
Hoy evoco todo esto, pues quizás soy uno de los pocos que conocen la gran importancia de los artistas de la Generación del ’38 y su influjo en el alma de Chile.
Evoco también a don Fernando y su genuina amistad, presente en todas y cada una de nuestras innumerables reuniones.
La última vez que me reuní con don Fernando, me señaló que estaba preparando unas pinturas de colores «jamás vistos antes», obra que se encontraría destinada a «completar mi trabajo», como afirmó este alquimista de los colores.
Esa última obra quizás sea la culminación del trabajo de toda una vida: Una pintura excepcional e insuperable y que se proyecta allá, con colores inexistentes, incapaces de ser observados aquí.
Más allá de las formas, esforzándome, puedo ver al maestro Fernando Marcos trazando nuevos colores que surcan las dimensiones infinitas de la luz y las sombras.
Rafael Videla Eissmann
31 de Marzo de 2015