Y, ahora, recordando mi antiguo ser, los lugares que yo he habitado,
y que aún ostentan mis sagrados pensamientos,
comprendo que el sentido, el ruego con que toda soledad extraña nos sorprende
no es más que la evidencia que de la tristeza humana queda.
L. O. C.
Algunas de las ilustraciones para la “Defensa del Ídolo” (1934)
realizadas por Fernando Marcos (2013).